UN MUNDO FELIZ

UN MUNDO FELIZ. Huxley lo auguró y ya hemos llegado

miércoles, 14 de julio de 2010

Degeneración

Degeneramos. Nos vamos a pique. Los dinosaurios tuvieron su época de supremacía y ésta se les pasó permitiendo que otra especie diferente –nosotros, mismamente- y con mejores posibilidades de adaptación al medio iniciara una dominación planetaria que aún sigue vigente. Las razones que llevaron al fin del reinado de esos bichos dicen que fueron naturales y repentinas. Las que van a llevar al final de nuestro reinado no se si serán naturales pero de repentinas no van a tener nada. Vamos a morir de éxito, lentamente, del éxito que supone haber vencido, hasta cierto punto, a la naturaleza y haber sido capaces de anular un mecanismo clave en la evolución y fortalecimiento de las especies como es la selección natural, esa regla inexorable y absolutamente eficaz que consigue que solamente los más fuertes, rápidos e inteligentes puedan sobrevivir y transmitir sus cualidades a las generaciones futuras. Hemos conseguido tales avances que para sobrevivir y procrear ya no es necesario ser fuerte ni, mucho menos, astuto. Siento decirlo, pero esto lleva a la degeneración paulatina de cualquier especie. ¿No se lo creen?

Leo hoy en la prensa que un australiano al que echaron de un bar porque estaba más cocido que un garbanzo, no se le ocurrió mejor cosa que buscar consuelo y conversación en la jaula de los cocodrilos del zoo de su ciudad. El genio saltó una valla y abrió una puerta, así que permítanme pensar que era más imbécil que borracho, y se sentó en el lomo de un cocodrilo de agua salada de cinco metros. El amoroso momento de intercambio intercultural -absolutamente descompensado dado que el cociente intelectual del cuadrúpedo era muy superior al de su visitante- se zanjó con heridas en la pierna del representante de la especie que domina este planeta por poco tiempo. Ahí termina la noticia de agencias pero es de suponer que este señor, gracias a las avanzadas técnicas médicas de las que disponemos actualmente, será curado y podrá seguir cultivando por el mundo sus dotes de ser racional y superior. Y procreando, claro. Legando a las futuras generaciones sus cualidades intelectuales que le sitúan en la cima del mundo.

Esto se va a la mierda. La selección natural que premiaba la inteligencia y la perpetuaba no las hemos cargado. Esa selección que habría hecho que el amigo fuese devorado por el lagartijo y su legado genéticointelectual quitado de la circulación. Somos cada vez más imbéciles. Y lo que nos queda. Esto es el fin de la especie.

lunes, 5 de julio de 2010

Kowalski

Quiero tener un vecino como Kowalski. ¡A tomar por culo! Un tipo que no me dedique una sonrisa hipócrita cada mañana porque lo dice el manual ni me hable del tiempo desde su puerta cuando aún mi corazón no ha recobrado sus pulsaciones normales tras la berrea del despertador y mi ceño sigue pareciendo la etapa reina del Tour. Un tipo que no me tenga más consideración que a su perro por el hecho de que a un antepasado mío se le ocurrió que transformarse en bípedo le resultaría útil para coger higos. Kowalski utiliza su mala hostia como escudo porque lo que le rodea no le gusta y la diplomacia es cosa de personas que no son de fiar. Huye hacia adentro y si no es feliz es a causa de que la autocomplacencia que mantiene inane al rebaño no va con él. Es capaz de distinguir la miseria en un hecho aunque sea él el autor y eso pone en dificultades a la sonrisa. Kowalski es áspero, antipático y sincero hasta el dolor. Por eso la gente como Kowalski es de fiar.